"Corrían los años 40, y la guerra artística invadía las calles de Nueva York, haciendo que cada una de sus calles sintiera el abrigo de un mural, o un espectáculo. Por aquel entonces, yo contaba con unos maravillosos 18 años, valentía infinita y ansias de ver lo que me deparaba mi extenso futuro, aunque, lamentablemente, mis aspiraciones iban a ser casarme, tener hijos y sonreír.
Nueva York había sido la ciudad que me había visto nacer, y también la que me aprisionaba. Nunca había salido de allí, y no por carecer de fondos- ya que mis padres poseían inmundas riquezas-, sino porque ellos mantenían la teoría de que una señorita no debía visitar mundo. Según ellos, aquello era trabajo de aventureros. Mis mayores deseos estaban fuera, mis sueños llegaban más alto que el Empire State, mi vida flotaba ya en un rumbo muy diferente al que me había sido marcado al nacer... De repente, una voz me sacó de mis agridulces pensamientos:
-¿Sherezade? ¡Sherezade!- una mano me agarró con fuerza por el brazo y me zarandeó-¡Despierta! ¡Vamos a llegar tarde!
Elizabeth, mi mejor amiga desde que tenía memoria, se aferraba concienzudamente a mi hombro y estiraba de él.
-¡Vamos a llegar tarde a clase de canto!- insistió
La hijas de los hombres más poderosos de Nueva York asistían a una escuela, a la que yo llamaría correccional, para mejorar sus modales y convertirse en mujeres. Aquella "escuela" tan sólo era un barrote más para mi angosta celda..."
Continuación pronto...
Lorea
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hola guapa!! me encantaría seguir leyendo la historia...
ResponderEliminarBesitos y felices fiestas-